Las primeras inventoras españolas

En septiembre de 1970 Mayte Mancebo, redactora de Diario Femenino, un periódico escrito mayoritariamente por mujeres para el que también trabajaba la escritora Ana María Matute, tuvo acceso a la información sobre la Exposición Monográfica de la Inventiva Española un mes antes de su inauguración. Y aquello no le cuadraba, de ninguna manera. Eso no era posible, en veinte siglos de historia. Tenía que pedir explicaciones. Y para ello entrevistó al presidente de la comisión organizadora, Francisco García Cabrerizo, delegado de España en la Exposición Internacional de Invenciones de Bruselas y director de la revista Técnica e Invención.

“Es verdaderamente curioso observar que a lo largo de toda la exposición sobre la inventiva española que será inaugurada en Madrid, el próximo 10 de octubre, no figure más que una mujer entre los numerosos inventores”, comenzaba Mancebo su entrevista. Aclaro que la mujer a la que se refería era Ángela Ruiz Robles. “Según sus investigaciones”, seguía la periodista, “ni en siglos anteriores, ni en los primeros años del nuestro, tiene su aparición la inventiva femenina. ¿O es que no ha habido demasiado interés en buscarla, señor García Cabrerizo?”. “La hemos buscado con mucho más interés del que pudiera pensarse”, contestó el organizador, “y le aseguro que en ninguno de los numerosos centros de investigación que hemos consultado existía referencia alguna a ingenios de origen femenino. Creo que la situación no es solamente española porque, tanto aquí como en el resto de los países, la mujer significó bastante poco en todos los terrenos hasta que, ya en nuestro siglo, comenzó su independencia, su emancipación del hombre”, concluyó García Cabrerizo.

Que los centros de investigación, la prensa y los libros de historia no recogiesen en aquella época el trabajo de las inventoras no significa que éstas no hubiesen existido. En muchos de los casos, las mujeres, por ley, no pudieron utilizar su nombre para registrar la patente y usaron pseudónimos o el nombre de sus maridos. Y las que, a pesar de su elevado coste, lograron poner a su nombre la patente, no obtuvieron después financiación para el desarrollo, fabricación y comercialización de sus inventos; y sus nombres, incluido el de Ángela Ruiz Robles, cayeron en el olvido. Mientras que, sin embargo, hemos oído hablar alguna vez de los hombres que inventaron el abanico, la bota de vino, el abrelatas, el chupachups o la fregona.

Éstas son las inventoras, anteriores a 1970, que García Cabrerizo y su equipo de científicos fueron incapaces de encontrar tras siete años de investigación.

En 1865 Fermina Orduña fue la primera mujer del mundo en registrar una patente a su nombre. Inventó un carro para trasladar en condiciones higiénicas al ganado, que era ordeñado en el mismo lugar donde se vendía la leche, mejorando así la calidad y conservación del producto.

En 1889 Candelaria Pérez inventó un mueble polivalente adaptable a espacios reducidos: una cama combinada con tocador, lavabo, mesita, escritorio, bidé, mesa para jugar ajedrez o juegos y atril para leer.

En 1890 Elia Garci-Lara Catalá diseñó un lavadero mecánico. Se trataba de un sistema integral de lavado o dispositivo multifunción que permitía realizar todas las fases del proceso: lavado, secado, planchado y doblado de la ropa.

Fotografía de wikipedia. Concepción Aleixandre-Ballester

La médica y científica Concepción Aleixandre-Ballester patentó en 1910 varios instrumentos ginecológicos con fines terapéuticos y para fortalecer el suelo pélvico.

Carmen Ortiz de Arce fue profesora de la Casa de la Caridad de Barcelona, donde creó una escuela para alumnos ciegos. Entre 1910 y 1920, en un intento de facilitar la comunicación escrita entre personas ciegas y videntes, inventó el sistema Sor (denominado así en alusión a su condición de religiosa). Se trataba de una regleta y un punzón que permitía escribir en el sistema braille y trazar caracteres visuales en relieve.

Y llegamos hasta Ángela Ruiz Robles. La única mujer presente en aquella exposición de 1970 es considerada hoy la precursora de las tabletas y los e-book. Esta maestra, de origen leonés y afincada en Galicia, inventó en 1949 un libro mecánico con un sistema de bobinas en las que estaban escritas las lecciones de cada asignatura. Estas bobinas, al ser accionadas mediante unos pulsadores, se elevaban mecánicamente haciéndose visibles a través de una pantalla de plexiglás transparente. Este libro era incluso capaz de iluminarse para leer en la oscuridad, podía emitir sonidos y disponía de zoom (tenía un cristal de aumento) para las letras o dibujos. Más tarde, en 1962, la maestra superó este diseño patentando la enciclopedia mecánica, que incorporaba superficies para realizar anotaciones y borrar sucesivamente lo escrito, así como elementos sustituibles para configurar la enciclopedia según las circunstancias culturales.A pesar de la relevancia de sus inventos, ninguna de estas mujeres vio comercializadas sus ideas, que fueron olvidadas junto a sus nombres. Al menos, con el tiempo, están obteniendo la visibilidad que se merecen. De hecho, aquí en Villaverde Bajo, frente a La Nave, podemos caminar por la calle Ángela Ruiz Robles.

Historia del 8M

El 8 de marzo de 1857 se celebró en Nueva York una concentración de trabajadoras de la industria textil para reivindicar la mejora de los salarios y de las condiciones laborales.

El 8 de marzo de 1875 cientos de mujeres trabajadoras de una fábrica de textil neoyorquina se manifestaron contra los bajos salarios y las inhumanas condiciones laborales. La brutal represión policial provocó la muerte de 120 mujeres.

En 1909 se celebró en Chicago una “Jornada de las Mujeres”. En una marcha bajo el nombre “pan y rosas” además de la reivindicación de las condiciones laborales pidieron el derecho al voto femenino.

En el año 1911, de nuevo en Nueva York, se produjo un gran incendio en la fábrica textil Triangle Shirtwaist. Más de cien mujeres murieron quemadas dentro de la fábrica porque los propietarios habían sellado las salidas para evitar los robos por parte de las trabajadoras; otras fallecieron al tirarse por las ventanas para escapar del fuego. Se dice que
las telas con las que estaban trabajando eran MORADAS, y que con el incendio una gran masa de humo MORADO cubrió la ciudad. 

Alemania, Austria, Suiza y Dinamarca fueron los pioneros en la celebración multitudinaria del 8M. En 1911 las mujeres salieron a la calle para pedir su derecho al voto, a optar a cargos públicos, a trabajar y a la formación profesional. En el año 1912, se sumaron Francia, Países Bajos y Suecia; en 1913 Rusia.

En el año 1914 el 8 de marzo se celebró como un acto de reivindicación pacifista contra la guerra que amenazaba a Europa.

En ESPAÑA la primera manifestación del Día de la Mujer tuvo lugar en 1976 y fue reprimida por las fuerzas policiales.

En 1977 la ONU declaró el 8M como el Día para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. España celebró entonces la primera concentración autorizada donde las mujeres reivindicaron la necesidad de recibir educación sexual, la legalización de la venta de anticonceptivos y la despenalización del aborto.