¡Arrancadme la cabeza!

Grito desesperado de Alma, impotente ante el amor que siente por Jairo

Por favor, ¡arrancadme la cabeza! ¡Arrancádmela con saña! ¡Golpeadla, trituradla, quemadla, enterradla! ¡Y dadme así la libertad! Fabricadme después una nueva, sólida y resistente, inmune al influjo aturdidor de las estúpidas pasiones. Ya no quiero mi cabeza, porque ya no es mía, la lujuria la ha devorado, como harían las hormigas con una lagartija viva dentro de un tarro de cristal. Solo que el tarro es, en este caso, un laberinto teñido de rojo en el que soy incapaz de encontrar la salida. ¿Y cómo voy a hacerlo? Si no puedo concentrarme en nada que no sea ÉL, cada hora, cada minuto y cada segundo del día. He dejado de ser yo, hasta el punto de dejarme comer por sus deseos carnales. Pero ya no, ya no puedo tolerarlo más porque hay alguien que me necesita. Así que por favor, ¡ayudadme!, sacadme de este embobamiento irracional, de este atontamiento carnívoro; y no tengáis remordimientos, porque esta no soy yo. Por favor, ¡arrancadme la cabeza y devolvedme mi libertad!

El poder del amor

Sonia Rosado/

Dicen los enamorados, o decimos los que lo hemos estado, que en esa situación de absoluto embelesamiento, al que te conduce irremediablemente el amor romántico, se percibe, se siente y se vive otra realidad, diferente a la que ven los demás. La vida es en esa condición una armonía de colores, donde el gris y el negro no tienen cabida, a pesar de las dificultades que podamos estar atravesando. Hace poco me contaba, en privado, una seguidora de Instagram, que después de llevar un tiempo luchando contra el cáncer, con todo el dolor, el sufrimiento y el estrés que eso conlleva, su novio decidió poner fin a la relación. A partir de ese momento ella, sin poder evitarlo, dejó de concentrarse en sí misma y en la propia enfermedad para obsesionarse con la idea de volver con él. Y esta idea comenzó a ser más fuerte que el deseo de curarse. Sus palabras textuales fueron: «Teniendo que enfrentarme por primera vez a la gravedad de mi enfermedad con el corazón roto, mi mente se centró más en el estado de mi corazón y en la obsesión por mi exnovio que en el cáncer. Y no es que yo así lo decidiera, sino que fue algo instintivo y poderoso, que me salió del alma. Hoy me pregunto si fue esa lucha, ese deseo, esa fuerza, ese ímpetu por recuperar mi relación, lo que realmente me salvó la vida».

¿Y vosotros, que opináis? ¿Puede el amor romántico hacernos sobrellevar mejor las duras situaciones derivadas de la pandemia? Espero vuestras respuestas. Sobre todo las de aquellos que estáis enamorados.

Mientras lo pensáis, os dejo con un interesante texto, que he traducido del inglés, de una conferencia dada por Helen Fisher, antropóloga y bióloga norteamericana.

EL AMOR ROMÁNTICO

La gente de todo el mundo canta y baila por amor, compone historias y poemas por amor, sufre por amor, vive por amor, mata por amor y muere por amor. Todas las sociedades conocen el amor romántico, todas lo experimentan, pero esta experiencia no implica siempre felicidad.

El amor romántico es una de las sensaciones más poderosas del mundo. Se registra en la parte del cerebro asociado con el querer, con la motivación, con la concentración y con el duelo. Es la misma parte que se activa cuando se consume cocaína. Pero el amor es mucho más que una droga, es una obsesión, porque te posee, y pierdes el sentido de ti mismo, ya que no puedes parar de pensar en otra persona.  Es como si alguien estuviese acampando en tu cabeza. Y esa obsesión puede llegar a ser peor cuando eres rechazado, porque en esta circunstancia amas aún más a la persona. Y es que se ha demostrado que la parte del cerebro que corresponde a la motivación registra mayor actividad cuando no puedes conseguir lo que quieres. Es por eso que el enamorado está dispuesto a arriesgar todo por conseguir ese premio del amor. La poesía dice que el dios del amor vive en el estado de la necesidad, pero no es necesidad, es una forma de estar en equilibrio, es como el hambre y la sed, es imposible mantenerlos fuera, alejarse de ellos, renunciar a ellos.  El amor es una adicción, buena si sale bien, horrible si va mal.  Es una adicción porque tiene todas las características de esta. Te concentras en la persona amada, piensas obsesivamente en ella, distorsionas la realidad, y corres enormes riesgos para conseguir su amor. Y como ocurre en cualquier adicción necesitas más, necesitas ver a la persona amada, más y más.

El amor romántico es por tanto una de las substancias más adictivas del mundo. Pero, ¿por qué te enamoras de una persona y no de otra? Tiende a pensarse que influye tener el mismo nivel socioeconómico, el mismo nivel de inteligencia, el mismo nivel de belleza, los mismos valores. Pero la ciencia demuestra que es en realidad tu biología la que te empuja más hacia una persona que hacia otra, según en qué grado expresas la dopamina, el estrógeno, la serotonina y la testosterona. Y es que existen varios tipos de persona según los porcentajes de estos químicos presentes en tu cerebro.